Entre las competencias más señaladas de la misión del Nuncio Apostólico, destacan:
* Representar al Romano Pontífice, de modo estable, ante las Iglesias particulares y ante los Estados y autoridades públicas.
* Procurar que sean cada vez más firmes y eficaces los vínculos de unidad entre la Sede Apostólica y las Diócesis que se hallan en la demarcación señalada para su delegación.
* Colaborar con los obispos para fomentar las oportunas relaciones entre la Iglesia católica y otras iglesias, comunidades eclesiales o religiones no cristianas, así como con las autoridades del Estado.
* Esforzarse para que se promuevan iniciativas a favor de la paz, del progreso y de la cooperación entre los pueblos. |